El enigma del compromiso: por qué presentarse ya no es suficiente
Empieza con un susurro, un sutil cambio en el ritmo de la oficina. O quizá sea la falta de ritmo. Los escritorios vacíos, los canales de Slack silenciosos, las llamadas de Zoom en las que las cámaras permanecen obstinadamente apagadas. Solíamos pensar que el compromiso de los empleados